Un Diabético en el Dakar

RALLY MERZOUGA… ¡HU-HA!
Marruecos está separado del continente europeo por nuestro querido Mar Mediterráneo y, aunque seamos vecinos, no sabéis lo que cambian las cosas en tan solo 14 KM de Estrecho. La lengua, el transporte, el clima, el paisaje, las costumbres, la cultura, ¡es una pasada! Sin duda, para mí y el equipo que me ha acompañado en este Rally Merzouga 2018, ha sido una experiencia inolvidable y hasta la fecha el rally más duro y bonito en el que hemos participado.
Esta aventura no empezó muy bien, pues salí de mi casa con un buen resfriado que me ha acompañado hasta la última etapa. Suerte que iba acompañado y bien cuidado por mi equipo: Fran Vega, piloto compañero de ruta, Octavio Bertolín, asistente en carrera, Albert Molina, mecánico y Jairo González, prensa.
Llegamos jueves y nos dio tiempo a hacer todos los “papeleos” necesarios para participar en la prueba e, incluso, rodar un poquito por las dunas. Fue en la etapa prólogo, el domingo, donde tuvimos un pequeño percance (el único en toda la carrera), una avería eléctrica que tardamos muy poco en arreglar, aunque nos impidió salir cuando tocaba y nos retrasó en la parrilla… Por si eran pocos los nervios, a ello se sumaba el intenso y agobiante calor de Marruecos.
No sé qué etapa de las cinco fue más irregular, física, intensa y dura: pistas, dunas, “trialeras”, agua…era todo muy intenso y con ello algo me quedó claro: debemos entrenar más para poder correr más tranquilos por arena y por las dunas. La falta de costumbre, es lo que tiene.
La compañía era increíble en el propio bivoauc y el apoyo que estábamos recibiendo a través de las redes sociales, de la gente que estaba por aquí, de nuestra familia y amigos era inmejorable. Esto nos dio muchísima fuerza para mantenernos regulares durante todo el rally y no fallar en la navegación.......

http://www.undiabeticoeneldakar.org/merzouga2018.html










 

Mi Primer Campamento

¿Dudas si mandar a tu hijo/a con diabetes de campamentos este año? Te podríamos dar muchas razones por las que deberías hacerlo, pero hemos preferido que alguien que fue uno de nuestros acampados, te cuente cómo le fue en su primer campamento:
Os narramos un caso basado en hechos reales, en el que, por supuesto, cualquier parecido con la realidad será fruto de la imaginación del lector.  Esperamos que sea ilustrativo para todos vosotros.
En la mañana más rara de mi vida, me bajé del coche de mis padres con esa pegajosa pesadez de párpados, ese tormento propio de los que no han descansado bien. Dos ideas me golpeaban la cabeza sin cesar: “Pero ¿por qué narices se le habría ocurrido a mi madre apuntarme a este campamento?”, y sobre todo: “¿en qué momento yo mismo imaginé que esto sería una buena idea?”.
La situación no podría ser más surrealista. El viaje ya estaba pagado. Yo no quería ir. Mi hermana no quería que yo fuera. Mamá llevaba dos noches sollozando, mientras papá intentaba tranquilizarla, sin ningún éxito por cierto, puesto que al final siempre terminaban discutiendo a altas horas de la madrugada. Y sin que ellos lo supieran, yo les escuchaba con los ojos como platos, dando vueltas en la cama, soñando como volver a mi vida anterior. Como si no fuera ya bastante plomazo la enfermedad esta que me ha tocado, ahora me voy con otros tantos como yo… ¿a qué? ¿A llorar todos juntos? ¿A pincharnos todos a la vez? Es ridículo…
 
Estuve a punto de dejar mi macuto en el coche y suplicar a mis padres que nos volviéramos a casa. Si no fuera porque le prometí a mi amigo David que le acompañaría… hacía tiempo que habría dejado atrás esta tontería. Sentí el brazo de papá sobre mis entristecidos hombros, sin saber muy bien quién trataba de animar a quién. A lo lejos, un autobús y varias personas riendo en corrillos, la mayoría con camisetas de color azul. Si ya lo decía yo… “son una secta”. David, que también venía acompañado por sus padres y sus dos hermanos, me hizo una señal con la mano. Él también estaba solo con sus padres, fuera del mundo azul. Nada más verme me dijo: ¿Qué? ¿Nos presentamos a  estos de azul?¡Parecen pitufos!
La verdad es que me entró tal ataque de risa que no pude evitar olvidarme de las 48 horas previas. Papá debía pensar lo mismo que yo porque tampoco pudo evitar la carcajada, mientras que mi hermana y mamá hacían gestos ostensibles con las manos, suplicando que bajáramos el tono de voz. De hecho, un tipo con pintas de Krusty el payaso, se acercó con una enorme sonrisa en la cara. Por supuesto, llevaba puesta una camiseta de esas azules de la Asociación.
— ¡Hola! ¡Soy Pablo! Seré uno de los monitores del campamento. Tú debes ser… el señor Luís ¿no?
— Luís… a secas… —le contesté, a sabiendas de que no estaba siendo demasiado simpático.
— ¡Estupendo! Luís Asecas, ¡encantado de conocerte! Y tú entonces eres Don David ¿no es así? —A David le encantó lo de Luis Asecas, por lo que con media sonrisa no dudó en contestar:
— Sí, sí, yo soy David.
Continuaron las presentaciones, a mis padres, a los de David, y un largo etcétera, tras el cual, casi sin darme cuenta, estaba ya subido al autobús y despidiéndome de mi familia por la ventanilla. Mis padres, abrazados. Mi hermana, soltando una pequeña lágrima. Y yo, a mis 15 años, haciéndome el machote, pero con ese nudo en la garganta que hacía ya tiempo que no me ahogaba, más o menos desde el debut.
Los primeros kilómetros se pasaron rápido hablando con mi amigo, pero enseguida empezamos a conocer a más gente, incluyendo varias chicas muy guapas. Una de ellas, Luisa, tenía el pelo negro, largo y rizado, y se movía de un lado para otro cada vez que se reía por cualquier motivo. Fue ese el primer instante en el que comencé a pensar que, quizá, no fue tan mala decisión apuntarme al campamento.
Lo malo es que demasiado pronto se iniciaron las presentaciones de “alcohólicos anónimos” o sea de los responsables que venían con nosotros, lo que yo más temía… “Yo soy tal, y tengo diabetes desde hace tanto tiempo, estoy súper alegre de estar aquí, la vida me sonríe y bienvenido al campamento de la felicidad, donde te enseñaremos a llevar tu vida de una forma maravillosa a pesar de tener diabetes …”.
Pero mientras me escuchaba a mí mismo, no me di cuenta hasta unos minutos después de lo que estaba diciendo Patricia, la chica que estaba sentada junto a Luisa: “Pues qué queréis que os diga, yo esto lo podré llevar mejor o peor… pero a mí me han fastidiado la vida. Yo quería ser militar, y ya me han dicho que con diabetes, los soldados por la tele o en el cine, pero nada más”.
Realmente, fue el silencio que generó este comentario el que me hizo volver de mis fantasías sectarias cerebrales. David estuvo rápido: “Bueno, quizá la diabetes te ha devuelto la vida. Para la tercera guerra mundial, ninguno de los que estamos aquí valemos para el primer frente. Todos a limpiar las letrinas, ¡pero ninguno a morir al frente!”
Se escucharon algunas risas, pero en mi cabeza empezaban a aparecer otros asuntos relacionados con la diabetes, problemas en los que nunca había pensado. Yo quería ser periodista. No podía imaginar que una enfermedad me pudiera limitar hasta ese punto, hasta el punto de tener que cambiar de profesión. Casi sin pensar, solté mi primera frase del campamento, sin contar mis conversaciones previas con David: “¡Anda! Y ¿por qué no podemos ser militares los que tenemos diabetes?”
A Patricia se le iluminó la cara, pensando que yo también quería ir a Vietnam. El caso es que se inició un encendido debate en el que participaron incluso los monitores. Como suele ocurrir en estos casos, no conseguimos arreglar el mundo, pero sí llegar a Dueñas, el pequeño pueblo de Palencia donde pasaría, sin yo saberlo entonces, las mejores experiencias de mi vida.
No os voy a contar todo el campamento. Si he gastado más de una página en describir un viaje de apenas dos horas, imaginaos lo que podría llegar a necesitar para relataros la semana entera. Os resumiré, eso sí, algunos de los motivos por los que estos días marcaron, para siempre, el resto de mi vida:
• Conocí personas, con diabetes y sin diabetes y que aún hoy, a mis 36 años, son y seguirán siendo mis mejores amigos.
• Conocí muchas otras personas a las que perdí la pista, pero que me enseñaron miles de aspectos de mi propia diabetes que desconocía por completo, así como otras dificultades asociadas a esta enfermedad que nos acompaña, en las que nunca antes habría reparado.
• Me di cuenta de en cuántos aspectos necesitaba aún ayuda para manejar bien mi diabetes, no solo con respecto al control de glucemia, sino muchas otras cosas, personales, que solo te enseña la vida cuando aprendes a escucharla.
• Me di cuenta de todas las cosas en las que yo podía ayudar a otros.  A pesar de nuestra enfermedad detrás de cada uno de nosotros hay personas. Lo que para mí puede resultar sencillo, para él puede resultar difícil. Fue el intercambio de experiencias más intenso de toda mi vida.
• Aprendí a decidir por mí mismo la cantidad de insulina que debía ponerme, a decidir cuándo y por qué podía darme un capricho, a cómo compensarlo, a cómo interpretar esas glucemias locas que en casa siempre me decían que era culpa mía. Aprendí a relajarme, a vivir con mi diabetes y no para mi diabetes. Experimenté esa sensación única en la que te olvidas de que eres un enfermo crónico, esa sensación que hoy me permite vivir sabiendo que lo soy, pero disfrutando al máximo cada día que pasa, sin dejar de hacer nada por culpa de “mi dulce amiga”.
• Aprendí a bailar, jugué al fútbol con los pies atados, me di de bruces contra una muralla humana a la que entregué toda la confianza que me había quitado una venda en los ojos, me tocó ser policía en la noche de los carceleros, salí volando por los aires en aquel viaje acuático, me reí, me reí tanto que me bajó la glucemia y tuve agujetas todo un día en la tripa, y todo ello con personas que acababa de conocer, que en menos de 24 horas ya se habían hecho amigos inseparables. No sé, era como lo de Gran Hermano supongo, pero sin cámaras y, sobre todo, sin tanto friqui.
• Y bueno, no me lo habéis preguntado pero sí, también pude estar con esa chica de pelo negro largo y rizado que ahora es la madre de mis tres hijos. Uno de ellos tiene ya 8 años y tiene también diabetes. Y por supuesto, este verano va a su segundo campamento.
Así que, gracias, papá y mamá, por haberme dejado subir a aquel autobús que cambió mi vida para siempre. Sé que fue difícil para todos, pero sin duda alguna, mereció la pena.
 
Esta fue solo una experiencia. Es posible que la tuya (la vuestra, incluyendo a los padres) sea diferente, peor o mejor, pero ¿de verdad que quieres perdértela? Súbete ya al autobús, ¡que te estamos esperando!

Diabetes y Ramadán

Faltan pocas semanas para que empiece el Ramadán,  uno de los Cinco Pilares de la religión islámica, y por el que, durante un mes el pueblo musulmán realiza un ayuno en las horas del día. Esto implica que las comidas deben realizarse antes del amanecer o después del ocaso, ya que deben abstenerse de comer, beber, fumar y de tener relaciones sexuales durante el día.

Los musulmanes con diabetes están exentos de hacerlo, pero, dada la importancia del Ramadán para su religión y para su cultura, son muchos los que guardan el ayuno.

Para poder practicar el Ramadán con las menos complicaciones posibles, los musulmanes con diabetes pueden seguir estos consejos:

  1. Consultar previamente con su médico: es fundamental que en las semanas previas al Ramadán, acudas a tu médico para que pueda prescribirte las pautas necesarias para poder llevarlo a cabo sin que afecte a tu salud.
  2. Aumentar la frecuencia de las mediciones de glucosa: antes de que comience el ayuno y durante el día deberás hacerte mediciones con frecuencia para asegurarte de que te mantienes en unos buenos niveles glucémicos.
  3. Antes de comenzar el ayuno, debes incluir alimentos que liberen azúcares más lentamente (IG bajo): en el Suhoor, se recomienda comer alimentos como el trigo, la sémola y las judías, ya que se trata de alimentos que contienen hidratos de carbono de absorción lenta y con alta proporción de fibra, que asegura un aporte lento de glucosa al organismo.
  4. Tras el ayuno, consumir alimentos que liberen azúcar rápidamente: por el contrario, en el Iftaar, es aconsejable tomar alimentos que liberen azúcar rápidamente, como la fruta, para ayudar a recuperar el nivel glucémico, y a continuación hidratos de carbono de acción lenta. Por último, es preferible evitar alimentos con un índice alto de grasas saturadas o azúcares e intentar dividir las calorías en varias comidas a lo largo de las horas en las que no se ayune.
  5. Asegurarse de tomar muchos líquidos después del ayuno: la deshidratación también puede afectar a la diabetes, por lo que, tras la puesta del sol, es importante beber líquidos sin azúcar.
  6. Haz saber en tu entorno de trabajo o de estudios que tienes diabetes y que vas a mantener el Ramadán: si en tu lugar de trabajo o de estudios no saben que tienes diabetes, este es el momento de contárselo para que en caso de hipoglucemia o hiperglucemia sepan qué deben hacer.

Concentración de la Fede

Concentración de la Fede con su Presidente Andoni Lorenzo ante el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social reclamando más atención para las personas con diabetes que la Seguridad Sanitaria tiene completamente abandonadas.

Curar la Diabetes Tipo 1

change.org

Dolores Fernandez ha iniciado esta petición dirigida a Dolors Montserrat

Hola a todos, mi marido es diabetico tipo 1, desde  que era niño, se pincha cuatro veces al día, una vez en cada comida y otra que dura 24 horas, por la noche, pero aun así, es una enfermedad muy difícil de llevar bien, sobre todo psicológicamente. Avéces le es difícil llevar una vida cotidiana normal, desde que se levanta hasta que se acuesta, y muchas noches hasta de madrugada, tiene que estar controlando su nivel de azúcar en sangre, por el temor de las subidas y bajadas de la glucosa, que en algunos casos puede ser peligroso. Es una enfermedad que a largo plazo puede tener consecuencias graves. Como el, hay miles de personas en el mundo, y darían lo que fuera porque hubiera una curación y así poder liberarse de la diabetes.

Recientemente se ha descubierto que en unos años, los pinchazos podrían sustituirse a la ingesta de una única pastilla capaz de curar esta enfermedad. Un grupo de científicos liderado por investigadores españoles, entre ellos el exministro Bernat Soria, ha logrado desarrollar un fármaco capaz de frenar el ataque que destruye las células del páncreas encargadas de producir la insulina y además de regenerar más células de este tipo.

Para pasar del laboratorio al paciente calculan que se necesitan 17 millones de euros, una apuesta que conseguiría acabar con una enfermedad descubierta hace más de 5.000 años.

 Le quiero pedir por favor a la ministra de sanidad, que haga hasta lo imposible para que el gobierno financie esos 17 millones de euros que necesita este grupo de investigación, y poder ver pronto este fármaco . Porque aveces el gobierno se hace cargo de cifras mas altas para otras cosas mucho menos importantes. ESTO ES ALGO MUY IMPORTANTE MEJORARÍA LA CALIDAD DE VIDA DE MUCHAS PERSONAS Y EL GOBIERNO DEBE HACER ALGO.

https://www.change.org/p/dolors-montserrat-curar-la-diabetes-tipo-1

Los pacientes Diabéticos reclaman recuperar la figura del educador

El vicepresidente de FEDE denuncia que se está "malgastando el dinero público" al no adaptar las herramientas utilizadas
 
El vicepresidenta de la Federación Española de Diabetes (FEDE), Aureliano Ruiz, ha aprovechado su comparecencia durante la mesa sobre adherencia al tratamiento organizada dentro del VI Congreso VI Nacional Semergen de Pacientes Crónicos para solicitar que se recupere la figura del educador para pacientes diabéticos.

La mesa, que ha estado moderada por Esperanza Soto, residente de Medicina de Familia en Córdoba, ha pivotado sobre dos ejes: el aspecto más psicológico del paciente, presentado por José Luis Bimbela, escritor y profesional del área, y Aureliano Ruiz que ha aportado la visión asociativa. 
 

Ruiz ha recordado lo importante que es el apoyo de la familia y de las asociaciones de pacientes de las que, además de formar parte, se muestra un “defensor acérrimo” pues las considera un “agente vertebrador” del sustento psicológico del enfermo. Ruiz ha explicado que su organismo se acerca a zonas con pacientes recientemente diagnosticados, como colegios, para impartir charlas a profesores y alumnos normalizando la enfermedad. En el caso de los tutores, Ruiz ha asegurado que lo hacen para que “no tengan miedo” a la enfermedad.

Recordando una petición histórica, el vicepresidente de FEDE ha defendido que los pacientes diabéticos deberían de “pasar de ser tratados como agudos a crónicos y, de esta forma, el tipo de tratamiento va a variar”.

En una reivindicación política, el vicepresidente ha ‘hecho las cuentas’ a la administración y ha asegurado que "los tratamientos del siglo XXI, que no estamos implantado, ahorrarían muchos costes al sistema”. “Tenemos fondos para que cualquier tipo de enfermedad mejore. Estamos malgastando el dinero”, ha refundado Ruiz en relación a la diabetes.
 

Por su parte, la R1 Esperanza Soto ha destacado la importancia que tiene que los médicos “sepamos informar a los pacientes de una manera adecuada”. Ejemplificando su argumento en el proceso de la insulinoterapia, Soto ha entonado el ‘mea culpa’ y ha reconocido que, aunque hagan todo lo necesario por ejecutar una consulta completa, la falta de tiempo hace que se derive a los pacientes a Enfermería “que también está muy saturada”.

A este respecto, Soto ha señalado la existencia del “desaparecido” educador de diabéticos, importante en el proceso y que "solía acompañar y formar" al paciente en aspectos que, a veces, dejan de lado médicos y enfermeros al darlos por sabidos.

Por último, todos los ponentes han coincidido en la importancia del apoyo de la familia que, en muchas ocasiones, se encuentra dentro de las propias asociaciones de pacientes. A esto, Bimbela ha añadido la necesidad de que el facultativo "facilite" las cosas al paciente.

https://www.redaccionmedica.com/secciones/medicina-familiar-y-comunitaria/la-pacientes-diabeticos-reclaman-recuperar-la-figura-del-educador-9014

Desarrollado el primer fármaco con el potencial de curar la diabetes tipo 1


Científicos españoles han creado una molécula que regenera las células productoras de insulina
 
 
La molécula sintetizada reduce la respuesta autoinmune y promueve la proliferación de células beta. En vídeo, explicación en dos minutos del fármaco.
Un fármaco nuevo, probado con éxito en ratones y en cultivos de células humanas, es capaz de revertir los síntomas y las causas de la diabetes tipo 1. Si se demuestra su eficacia y seguridad en ensayos clínicos, podría suponer una cura para la enfermedad. El logro, detallado hoy en Nature Communications, es de un equipo internacional de científicos encabezado por investigadores del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer) de Sevilla. Ha llevado varios años identificar un receptor molecular adecuado que se pueda activar con un fármaco; ahora que lo han descrito, será posible diseñar varias moléculas sintéticas para dar con el medicamento idóneo.
“Si realmente son capaces de trasladar esto a humanos, y eso será en un futuro noorto, tiene aplicaciones no solo en prevención sino en tratamiento. Esto abre una puerta a la curación de la diabetes tipo 1”, ha dicho del avance el investigador Ramón Gomis, catedrático emérito de la Universidad de Barcelona y ex-director del instituto de investigaciones biomédicas Idibaps, que no participa en el estudio.
La diabetes tipo 1 es una condición autoinmune que suele aparecer en la infancia. En los 21 millones de pacientes que la sufren, los linfocitos destruyen las células beta del páncreas, encargadas de almacenar y secretar insulina, creando una dependencia de por vida a la inyección de esta hormona. El nuevo fármaco hace dos cosas: reduce el ataque autoinmune y repone la población de células beta destruidas. Hasta ahora, los tratamientos disponibles —inmunosupresión o terapias celulares— solo podían cumplir una función o la otra, respectivamente.
“Para curar la diabetes hay que hacer las dos cosas: fabricar células que sustituyan a las que no funcionan y detener la causa”, explica Bernat Soria, director del Departamento de Regeneración y Terapias Avanzadas de Cabimer y fundador del centro. El también ex-ministro de Sanidad ofrece el rescate bancario como ejemplo: aunque se invierta dinero en reflotar los bancos, afirma, “si no resolvemos el problema que nos llevó allí, volveremos”.
ampliar fotoFotografías microscópicas del páncreas en un animal de prueba. Arriba: el fármaco reduce la infiltración de células inmunes (puntos morados más oscuros). Abajo: el fármaco aumenta la producción de insulina (en rojo). NADIA COBO-VUILLEUMIER ET AL.
La estructura del nuevo compuesto químico (BL001) está protegida por una  patente de la Fundación Pública Andaluza Progreso y Salud. Su diseño le permite activar un receptor molecular situado en la superficie de algunas células inmunes y de las células del páncreas, según explica la primera autora del estudio, Nadia Cobo-Vuilleumier. Esta interacción reduce la respuesta inflamatoria y protege a las células beta.
El mismo receptor también se encuentra en las células alfa del islote de Langerhans, que son las encargadas de almacenar y secretar la hormona glucagón. El fármaco provoca la transformación de células alfa en células beta. Este insólito fenómeno, conocido como transdiferenciación, resuelve un problema clave al que se enfrentan las terapias celulares, que es el de regenerar la población de células beta a partir de una muestra inexistente o severamente dañada. “Es muy novedosa la idea, pero finalmente tienen resultados que han convencido”, opina Gomis.
Desarrollar un fármaco desde el laboratorio hasta el paciente cuesta unos 20 millones de euros
El fármaco ha tenido éxito para prevenir y tratar la diabetes en ratones transgénicos y en cultivos de tejido pancreático donado por las familias de pacientes fallecidos. El investigador principal de Cabimer, Benoit Gauthier, querría tener un medicamento viable “lo antes posible”, pero asegura que es imposible saber cuándo lo conseguirán. “Desarrollar un fármaco desde el laboratorio hasta el paciente cuesta unos 20 millones de euros. Hemos gastado tres millones ya. Si me das 17 millones mañana, en unos pocos años, si todo va bien, ya estaría en el mercado”, afirma. Además de la financiación pública, esta investigación ha recibido contribuciones de las asociaciones de padres Juvenile Diabetes Research Foundation de Nueva York (EE UU) y DiabetesCERO en España.
El compuesto patentado es solo uno de varios que ahora se crearán con el fin de identificar los que tengan umbrales más bajos de eficacia y más altos de toxicidad. Aunque a los ratones se les administró la molécula por inyección, el objetivo final es crear una pastilla. Con suerte, un medicamento como este podría crear tolerancia inmunitaria permanente. “Las empresas farmacéuticas preferirían una pastilla que los pacientes tengan que tomar de por vida, pero mi deseo es que se pueda reeducar al sistema inmune”, concluye Gauthier.
 Investigadores del centro Cabimer en Sevilla. En el sofá, de izquierda a derecha: Benoit Gauthier (jefe de laboratorio), Nadia Cobo-Vuilleumier (autora principal de la investigación) y Bernat Soria (director del departamento). Detrás, de izquierda a derecha: Esther de la Fuente Martin, José Manuel Mellado-Gil, Petra I Lorenzo y Alejandro Martin Montalvo.
 
UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA MUNDIAL
La diabetes es la enfermedad con la prevalencia más alta del mundo: afecta a 430 millonesde personas. De esas, aproximadamente el 95% son de tipo 2 y el 5% son de tipo 1. Mientras que la diabetes de tipo 2 suele aparecer en adultos con obesidad y se puede controlar con la pérdida de peso, la de tipo 1 es una enfermedad autoinmune que no tiene cura y requiere la inyección periódica de insulina. No siempre se manifiesta en la infancia, ya que puede aparecer en adultos después de una reacción inmunológica fuerte, por ejemplo tras una infección o accidente.
En España hay casi cuatro millones de personas con diabetes y 3,5 millones en riesgo de desarrollar la enfermedad. Supone un coste directo del 10% del presupuesto sanitario español. En 2015, este gasto fue de unos 6.000 millones de euros. “Cualquier esfuerzo de investigación o de educación en torno a la diabetes, cualquier actuación que hagamos que disminuya estas cifras, aumentará la sostenibilidad del sistema”, defiende el ex-ministro de sanidad Bernat Soria, que ha participado en este estudio. Su centro de investigación, Cabimer, cuenta con cinco grupos científicos distintos especializados en diabetes.

https://elpais.com/elpais/2018/04/13/ciencia/1523611663_019071.html