La diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por unos niveles altos de glucemia, es decir, del azúcar en sangre, debida a una producción anormal de insulina o a un mal aprovechamiento de la misma por parte del organismo, o a la combinación de ambas causas. En consecuencia, la glucosa se queda en la sangre, sin llegar a las células que no reciben la energía que precisarían para su funcionamiento normal.

(Fuente: http://www.esdiabetes.org/)

Cuando los alimentos se transforman mediante la digestión y llegan al intestino, los nutrientes pasan a la sangre para ser utilizados, y es aquí donde se precisa la insulina. Todas las células del cuerpo necesitan glucosa para vivir pero, sin la ayuda de la insulina, la glucosa no puede penetrar en las células.

Se trata de una hormona que actúa como una llave que abre y permite que la glucosa entre en la célula y pueda ser transformada en energía.  Si falta insulina, la glucosa no puede entrar en las células y se acumula en la sangre.

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La elevación anormal de azúcar en la sangre puede ser originada por causas diversas. Las formas más frecuentes de diabetes son: tipo 1 y tipo 2 y diabetes mellitus gestacional (DMG).

Diabetes tipo 1: suele aparecer en la infancia y/o adolescencia, pero no es excepcional en otras edades. Existe una cierta predisposición genética a padecer la enfermedad, pero no se conoce la verdadera causa. Sus síntomas más frecuentes son una intensa sensación de sed, el aumento del volumen de orina, cansancio y un acusado apetito, a pesar de lo cual el paciente pierde peso.  El único tratamiento existente para los pacientes con diabetes tipo 1 es la insulina, que debe administrarse desde el principio.

Diabetes tipo 2: es la forma más común de diabetes. Suele ocurrir en personas de edades más avanzadas, aunque cada vez hay más casos de niños y adolescentes con diabetes tipo 2. Sus síntomas son menos evidentes que la anterior y, a menudo, no producen ningún tipo de molestia, por lo que su diagnóstico podría darse años después del comienzo de la enfermedad, cuando se producen las complicaciones. La base del tratamiento de estos pacientes es la dieta y el ejercicio, que puede derivar en la administración de fármacos antidiabéticos orales y, en estadios avanzados, el tratamiento con insulina.

Diabetes mellitus gestacional (DMG): es aquella diabetes que aparece por primera vez durante el embarazo debido a que el organismo no puede producir ni utilizar la suficiente insulina necesaria para la gestación. Suele desaparecer después del parto.

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La diabetes se considera una enfermedad silenciosa porque pueden pasar varios años antes de que presente síntomas. Esto provoca que muchas personas sean diagnosticadas cuando ya tienen complicaciones crónicas como las que afectan a la vista, el riñón, los pies o el sistema cardiovascular.

Los síntomas más típicos de la diabetes son:

- Poliuria: necesidad de orinar con mucha frecuencia.

- Polidipsia: tener mucha sed. 

- Polifagia: tener mucha hambre.

Siempre que aparezcan algunos de estos síntomas, hay que acudir al médico para realizar un análisis de sangre que confirme o no el diagnóstico de diabetes.

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Se dice que existe prediabetes o trastorno de tolerancia a la glucosa cuando los niveles de glucosa en la sangre son mayores que los normales, pero no lo suficientemente altos como para diagnosticar diabetes.  Aunque muchas de las personas con prediabetes desarrollan diabetes tipo 2 en menos de 10 años, las investigaciones han demostrado que, si se toman medidas para controlar el nivel de glucosa en sangre cuando se tiene prediabetes, se pueden retrasar o prevenir la aparición de la diabetes tipo 2.

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En el 95% de los casos de diabetes no se conocen las causas. Sin embargo, existen algunos factores de riesgo que pueden provocar el inicio de la enfermedad en personas con predisposición. En el caso de la diabetes tipo 2, una parte de estos factores no se pueden modificar, pero otra parte importante sí son modificables mediante un cambio en el estilo de vida, lo que puede prevenir o retrasar el inicio de la enfermedad.

Factores no modificables:

- Edad (a mayor edad, mayor riesgo).

- Haber presentado alteraciones de hiperglucemia con anterioridad como, por ejemplo, haber sufrido una diabetes gestacional, haber presentado una glucemia elevada durante unos días como consecuencia de un accidente o de una enfermedad y haber dado a luz un bebé de más de 4 kilos de peso.

- Tener antecedentes familiares de diabetes.

- Pertenecer a una raza que tiene mayor predisposición (como los americanos de origen africano, los latinoamericanos, los indios americanos y los pobladores de las islas del Pacífico).

- Tener un trastorno de tolerancia a la glucosa o una prediabetes.

Factores modificables:

- Obesidad
- Vida sedentaria
- Tabaquismo
- Hipertensión arterial
- Alteraciones del colesterol
- Alimentación

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La diabetes puede provocar una serie de complicaciones crónicas importantes que pueden crear incapacidad, disminución de la calidad la vida e incluso la muerte. Estas complicaciones van desde los problemas en la vista y en los pies, a daño en el riñón o en los vasos sanguíneos.

Cada año, la diabetes mata a casi cuatro millones de personas5, y se estima que el número total de muertes relacionadas con la diabetes aumentará en más del 50% durante los próximos 20 años.5

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Las complicaciones de la diabetes suelen dividirse en agudas y crónicas:

Agudas:


- Las complicaciones agudas más frecuentes son: hipoglucemia, hiperglucemia,  cetoacidosis diabética y síndrome hiperosmolar.

Crónicas:

- Macrovasculares o afectación de los grandes vasos sanguíneos que rodean el corazón y los que llevan la sangre al cerebro y extremidades. Eso puede producir enfermedad coronaria, enfermedad vascular periférica o enfermedad cerebro vascular.

- Microvasculares o afectación de vasos sanguíneos de pequeño calibre que pueden dañar el riñón (nefropatía), la vista (retinopatía) y el sistema nervioso periférico (neuropatía).

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La glucemia es la cantidad de glucosa (azúcar) que hay en la sangre.

La hipoglucemia es un descenso excesivo de glucosa en la sangre, lo que puede producirse por un exceso de insulina o de medicación oral, una alimentación insuficiente o un ejercicio muy intenso. Se manifiesta con sensación de hambre, sudoración abundante, palpitaciones, temblor, debilidad, dificultad al hablar, confusión y pérdida de la conciencia. En general, se dice que hay hipoglucemia cuando ésta es menor a 50 mg/dl.

La hiperglucemia se produce cuando los niveles de glucosa en sangre son demasiado elevados, y se manifiesta con la intensificación de la necesidad de orinar y de beber, con riesgo de deshidratación. En las situaciones graves, la sangre se acidifica, lo que puede conducir al coma y a la muerte.

Si se produce un desmayo en una persona con diabetes, por lo general es debido a una hipoglucemia, ya que para que se produzca una pérdida de conocimiento por una hiperglucemia, se han de alcanzar valores de glucemia muy elevados (mayor de 500 mg/dl).

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El nivel de HbA1C equivale al promedio de la glucemia en los 2-3 meses previos a la determinación. Se trata de un control en sangre que debería realizarse entre dos y cuatro veces al año, según estime su médico. El objetivo es mantener la hemoglobina glicosilada <7%.

Este es el parámetro más utilizado para medir el grado de control de la diabetes tipo 2, ya que es menos variable que otras formas de medición. Junto a éste, otra determinación en sangre que ofrece información sobre el control de la diabetes es el autoanálisis de la glucemia por parte del paciente, que informa de los niveles de azúcar en diferentes momentos del día.

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El autoanálisis de glucemia implica de forma activa a los pacientes en el proceso terapéutico, permitiéndoles realizar ajustes en la alimentación, el ejercicio y la medicación. Esto ha constituido un gran avance en el control de la enfermedad y en el conocimiento sobre la efectividad de cada tratamiento.
La frecuencia y el horario de las mediciones dependerán del grado de control del paciente, del tratamiento que siga y de los objetivos glucémicos que alcanzar.

En general, se recomienda:

- Antes del desayuno, la comida y la cena

- De 1 a 2 horas después del desayuno, la comida y la cena

- Antes de acostarse

- A las tres de la madrugada

- En cualquier momento que se sospeche una hipoglucemia

Para un óptimo control de la diabetes:

Glucemia antes de las comidas: Menor a 110 mg/dl

Glucemia 2 horas después de las comidas: Menor de 140 mg/dl

HbA1c: Menor de 6,5

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La diabetes tipo 2 supone un factor de riesgo cardiovascular, pero es frecuente que los diabéticos presenten también otros factores de riesgo como la hipertensión arterial y las alteraciones de los lípidos en sangre: colesterol y triglicéridos.

En las personas con diabetes, la causa de la hipertensión arterial (HTA) suele ser la presencia de una resistencia de los tejidos periféricos a la acción de la insulina. Se recomienda definir al diabético tipo 2 como hipertenso a partir del 140/90 mmHg (en dos ocasiones).

Los niveles elevados de colesterol LDL (o “colesterol malo”) y triglicéridos y niveles bajos de colesterol HDL (o “colesterol bueno”) provocan que estas sustancias se acumulen en las arterias, por lo que se reduce su calibre y la cantidad de sangre que fluye por su interior. Este proceso se denomina arteriosclerosis y es el principal factor en el origen de enfermedades como el infarto de corazón o cerebral.

En general, se recomienda que los diabéticos tengan niveles de colesterol LDL por debajo de 100 mg/dl, niveles de colesterol HDL en 50 mg/dl y niveles de triglicéridos inferiores a 150 mg/dl.

Una manera de conseguir un buen control tanto de la HTA como del colesterol consiste en llevar una alimentación saludable pobre en grasas saturadas y la realización de ejercicio.

(Fuente: http://www.esdiabetes.org/)